Por tratarse de un lote lindero a la Reserva Natural Militar la Calera, último reducto intacto de monte nativo, el proyecto fue concebido para generar el menor impacto posible en la montaña. No hubo máquinas que rompieran el terreno, respetando en lo posible su natural inclinación, de tal manera que, si se quitara la casa, apenas quedara rastro y señal de su presencia.
Bajo la losa, podemos ver, pues, el terreno tal como estaba antes de empezar a construir.